martes, 5 de febrero de 2008

La Religión VS La Ciencia

Viene del post: La Religión: Historia

Las creencias religiosas son una constante, en todas y cada una de las culturas humanas, desde que aparecieron los primeros rastros de conductas rituales en los inicios de nuestra historia. Este hecho, que es habitualmente usado como prueba de la existencia de algo superior, no es sino consecuencia de nuestro complejo proceso cerebral.
¿Cuando y como aparece la religión como tal?
Una vez se pone en marcha el pensamiento lógico y racional del hombre, se encuentra con que a su alrededor hay multitud de cosas que suceden por razones evidentes para él, lo que le facilita al supervivencia, pero hay otras muchas que no alcanza a comprender.
Carece de los medios, los conocimientos previos o las herramientas de estudio necesarias para entender en un sentido más amplio el mundo en el que vive. El fuego, la lluvia, el viento, la noche, el sol y las estrellas… son todos fenómenos que resultan fundamentales para su vida, para su supervivencia, pero que se escapan a su comprensión.
Finalmente decide crear paulatinamente una serie de dogmas y creencias basadas en lo sobrenatural, con el fin de dar una explicación a todas las cosas que le parezca razonable, y así evitar la incertidumbre de lo desconocido, creando un estado de serenidad interior.

Este es un proceso lento, probablemente desarrollado inconscientemente durante muchas generaciones, y transmitido de padres a hijos; ganado en cada nuevo paso generacional, más peso y credibilidad.
Se desactiva momentáneamente la lógica, para que lo sobrenatural explique las cosas que ocurren y dar una falsa sensación de que todo es controlable.
En cierto modo todos necesitamos que nuestra vida tenga sentido, y si no lo tienes, te lo inventas.

Una frase celebre de un post anterior lo describe a la perfección. Básicamente, lo que hicieron fue coger su ignorancia y ponerla en un pedestal para adorarla.

Primero se adora a los astros y a los elementos de la naturaleza, tales como el fuego o el viento, y se les dedica sacrificios y ceremonias con el fin de congraciarse con ellos, Pero más adelante, en un alarde de egocentrismo sin precedentes, se personifican esos elementos y dan lugar a dioses de aspecto humano.

Mas adelante, el miedo a lo desconocido y la religión resultante, serán potenciados y manipulados por unos pocos para dominar a las masas temerosas de los castigos que los dioses vengativos les lanzan en forma de sequías, enfermedades o incluso horrores más rebuscados y trascendentes, como los infiernos.

Pero la realidad es muy distinta.
Todo se rige por normas, efectivamente, pero no son producto de ninguna divinidad personificada, con emociones y debilidades humanas.

Cada día conocemos mejor las leyes físicas que rigen el universo y se precisa menos de la idea de un Dios todopoderoso que haga que la lluvia caiga del cielo.

La teoría de la Evolución de Darwin explica, junto a las mutaciones genéticas, el complejo pero imparable desarrollo que ha llevado la vida hasta nuestros días.
Esto, parece innecesario que se recuerde y sin embargo genera uno de los debates más sorprendentes y candentes a nivel mundial entre creacionistas y evolucionistas.
Las encuestas arrojan el dato, de que la mayoría de estadounidenses, siguen creyendo que el mundo se creo, literalmente, en 7 días.
La gente sigue creyendo que la palabra "teoría" se refiere a algo que no esta claro aun, o que se tiene que demostrar, y confunden la "selección natural" con la "evolución". La selección natural es una teoría, pero la evolución ES UN HECHO. Las teorías intentan explicar los hechos, pueden ser más o menos exactas o incluso estar equivocadas, pero no se puede negar la evolución en si.

Y por supuesto la idea de los creacionistas de que los fósiles fueron puestos ahí por Dios para confundirnos, es sencillamente delirante.

La complejidad de un organismo vivo es increíble, ciertamente, parece imposible que algo tan prodigioso, haya podido ser fruto del azar. Pero solo lo parece; en ningún momento podemos caer en el error de afirmar que tal complejidad no puede haberse dado por si sola.
Cuando empiezas a descubrir como funcionamos por dentro, es inevitable darse cuenta de que no necesitamos nada mágico explicando el mal llamado “milagro de la vida”. Somos maquinas, inimaginablemente complejas, que trabajan a niveles moleculares, y las ultimas investigaciones hablan de procesos a nivel quántico, es decir, a nivel subatómico.
Y sin embargo todo se puede explicar mediante la fascinante selección natural que se da fuera y dentro de nuestros organismos.
Acudir a Dios para explicar todo esto es una mezcla de comodidad e ignorancia de cómo funcionamos realmente.

Un caso especialmente significativo es el de los virus. Un virus es una entidad biológica capaz de auto-replicarse. Pero no es un organismo vivo como podría serlo una bacteria o una célula.
Los seres vivos nacen, crecen, se alimentan, se reproducen y mueren.
Un virus, no obstante, es un agente capaz únicamente de replicarse.
Son tremendamente sencillos, sin orgánulos diferenciados ni actividad metabólica de ningún tipo (no comen, ni hacen nada por si solos), pero ya posee una molécula de ARN o ADN en su interior, que codifica como debe ser su descendencia. No es un ser vivo, por tanto, pero es un paso intermedio entre lo que seria un simple compuesto inerte y un ser vivo. Evolutivamente, es el eslabón que encontraríamos entre lo vivo y lo muerto.

En la práctica esto significa que probablemente los primeros seres vivos proceden de algo así. Agrupaciones aleatorias de compuestos que, al adquirir cierta disposición, empezarían a realizar procesos biológicos. Procesos cada vez más complejos a medida que se agregaban más combinaciones de moléculas al conjunto, y esto simplemente al estar sujetos a las leyes físicas y químicas.

En este proceso no se ve la mano de Dios en ningún punto. Es completamente aleatorio y depende de que la combinación sea la adecuada para que funcione. Las mejores combinaciones a su vez conseguirán perpetuarse en el tiempo e irán mejorando sus posibilidades de sobrevivir.

En lo que al universo se refiere, la religión nos ha dado siempre soluciones absolutamente falsas. Es en la explicación del universo donde las religiones más han demostrado que han sido creadas por el hombre, sin inspiraciones “superiores”.
Las antiguas descripciones del universo responden únicamente a la imaginación y a la intuición de sus autores.

El centro del universo era la tierra, que era plana, y el cielo era una suerte de cúpula celeste donde rotaban los astros alrededor de nosotros. Esa imagen tan centrada en nosotros mismos es otra prueba de lo egocéntrica que ha sido siempre la humanidad, creyendo que todo había sido creado para nosotros. Ahora sabemos que ese modelo esta completamente alejado de la realidad. Somos un pequeño punto en el inmenso vació cósmico, las estrellas que supusimos pequeños luceros en la bóveda celeste, son titánicas esferas incandescentes que eclipsan nuestro papel en el universo. Somos menos que un rumor, en la colosal tormenta cósmica y así desapareceremos, probablemente, sin dejar una huella mas grande que lo que podamos hacerle a nuestro sufrido planeta.
Hoy en día, gracias a los avances de la astronomía, hemos podido calcular la edad del universo de forma aproximada, y esta es muchísimo mayor que la que nos aseguraban las “sagradas escrituras”.
La luz que nos llega de una estrella lejana, a millones de años luz, ha tardado ese mismo tiempo en años en llegar (obvio, la luz tarda un año en recorrer un año luz), pero la respuesta de los creacionistas es que Dios creó la estrella, nos creó a nosotros, y también creó la luz que estaba de camino desde la estrella hasta nosotros.

Es posible que nunca sepamos realmente, que es el universo, cual fue su origen y cual es su destino, pero eso no debe afligirnos, llegaremos hasta donde podamos. Al fin y al cabo somos mejillones intentando comprender la magnitud del océano.
Pero cuando lleguemos al límite de nuestro conocimiento, debemos evitar caer en la tentación de descargar nuestra incapacidad en Dios.

Apelo a vuestro sentido común. Si hoy en día, un hombre apareciese diciendo que es el hijo de Dios, le tomaríamos por loco. Sin embargo la historia cristiana sitúa este hecho tan en el pasado que ni siquiera nos paramos a pensar en ello.
Hoy en día no hay milagros, nadie ve ángeles, las oraciones no sirven para nada, la realidad nos dice día a día que eso no pudo suceder nunca, y sin embargo, se sigue creyendo en ello. Piénsalo.
Los creyentes dicen que en eso consiste la fe, en creer ciegamente; pero no se dan cuenta de que precisamente ese es el truco. Te hacen creer una cosa y si dudas de ello simplemente te dicen que DEBES creer, porque si, por FE.
Es el engaño perfecto.

Algunos dirán que se sigue creyendo porque así nos influye Dios… pero yo creo que, simplemente, no pensamos lo suficiente en ello.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

NADA QUE OBJETAR, ESTOY COMPLETAMENTE DE ACUERDO CON TODO LO QUE EXPONES EN TU ARTICULO.

Anónimo dijo...

Un articulo muy interesante, la verdad es que después de leerlo se me ha quedado flotando en la memoria un parrafo que me ha impactado "Somos menos que un rumor, en la colosal tormenta cósmica y así desapareceremos, probablemente, sin dejar una huella mas grande que lo que podamos hacerle a nuestro sufrido planeta." que gran verdad!!!!! pero el ser humano es egocentrista por definición. Te propongo el tema del calentamiento global para proximos articulos.

Anónimo dijo...

La respuesta como siempre digo, una de mil, seria la de un niño q dibujo en un papel la creacion: Dios a una esquina de la hoja con una forma amorfa de color blanca, en el centro dinosaurios y a un pequeño primate comandando una tribu. A ese primate le pone encima la palabra Adan. Y por ultimo escribe unas palabras q salen de la forma amorfa : bueno ya hice mi trabajo , chau.De ahi no se supo mas Dios.

Saludos desde Peru